Fuerza de voluntad en estado puro

Por Tony Martínez
Fotos Jesús Dechus y Román Rodríguez

Entrevista a Joaquín Marcelo

¿Qué pregunta le gustaría que le realizasen? si quiere puede contestarla usted mismo.
En realidad, ¿qué es lo que buscamos practicando artes marciales? No me refiero al Jeet Kune Do sino a las artes marciales en general, también las artes tradicionales… Si el fin es buscar disciplina, espíritu de superación, preparación física, esoterismo oriental, o
un largo etcétera de opciones que pueden ofrecerte diversas artes marciales, estás siguiendo el camino adecuado: todo eso depende de ti mismo. Si lo que quieres principalmente es aprender a pelear por si tienes que utilizarlo en la calle, todo se vuelve muy relativo y depende de una multitud de factores, entre ellos qué persona (o personas; a veces no siempre debe enfrentarte a uno solo) tienes la suerte o desgracia que sean tus adversarios; si las circunstancias que rodean a ese momento te son propicias o no; diversos aspectos a simple vista desapercibidos que pueden hacer que la balanza se incline a un lado u a otro… y a veces influye hasta la suerte! Aprender artes marciales (y eso que no todas las artes marciales te enseñarán a defenderte con el mismo grado de realismo) no te garantiza en sí mismo nada.

A lo largo y ancho del mundo, expertos campeones de deportes de con acto han muerto a consecuencia de una confrontación callejera: simplemente el otro tenía un arma escondida y disparó. No importa lo bueno que seas. Ante un delincuente realmente peligroso, lo que cuenta es sobrevivir. Quizá te encuentres con dos patosos o quizá con uno que sabe cuál es su oficio. A mi me gustaría que aquellas personas que practican artes marciales sólo por el hipotético caso que algún día tengan que utilizarlo en la calle entendieran que ése no es el camino. Algunas artes marciales pueden ayudarte a defenderte, cierto, pero si tu cabeza no reacciona de la manera debida en el momento crítico, todo tu entrenamiento previo no te servirá de nada. Practica tu arte marcial elegida porque te gusta practicarla, y saca partido a todos los beneficios que su práctica conlleva, que seguramente serán muchos. Disfruta de aquello que entrenes sin el pensamiento preconcebido de tener que hacer frente a una lucha callejera. Aprende a pelear por el simple hecho de que te guste, a través el sparring y usando protecciones debidas para no lesionarte, no para utilizarlo después violentamente contra otros en la calle.

Aprender a pelear tiene muchas cosas positivas: libera adrenalina (después de una buena sesión de sparring verás como no tienes ganas de discutir con nadie), sirve para conocerte a ti mismo observando cómo reaccionas ante situaciones de presión, ayuda en gran manera a combatir el ego (alguna vez perderás… y no pasa nada), ayuda a combatir la rutina mental (un combate puede catalogarse de muchas maneras, menos rutinario) y, desde luego, es un magnífico método para mantenerse en forma. Pero si algún día desgraciadamente debes utilizar tus armas naturales como defensa, tu propio instinto estará allí para realizar su trabajo. Y si las circunstancias te han sido muy adversas, perderás. Las artes marciales no vuelven Superman a nadie.
Me gustaría terminar con las palabras de James Yimm Lee: “
La habilidad en la lucha es algo raramente requerido, generalmente nunca. Pero la salud y la condición física es algo que beneficia a la gente cada día de su vida”.

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