
Por Toby Threadgill
Que el nivel de dedicación requerida afiliarse a un Koryu Dojo sea extremo, es obvio. Lamentablemente muchas personas totalmente incapaces para tal compromiso son atraídas a esta búsqueda. Estas mismas personas parecen estar “románticamente” inclinadas y ser completamente inconscientes de en lo qué se están metiendo.
Entrar en una escuela Koryu es comprometerse en una búsqueda a largo plazo de intransigente y estructurado estudio. No es una simple afición.
Si un estudiante se siente molesto con el ambiente intransigente de un Dojo de Koryu puede ser inadecuado para este tipo de entrenamiento.
Es muy difícil en nuestra sociedad pluralista aceptar la idea que hay que someterse a lo que la escuela exige sin dudar y que lo que el director dice debe ser seguido al pie de la letra. Hay que darse cuenta que el libre albedrío es casi inexistente en Koryu y debe ser dejado en la puerta Dojo… Así son las cosas.
Es igualmente difícil apreciar que el plan de estudios es de verdad anticuado y que se adentra en una cultura y era que nunca podrá entenderse totalmente. Cada estudiante debe aceptar razonadamente que puede no comprender el qué es o el por qué de lo que está aprendiendo durante, quizá, una década, tal vez más.
Cada estudiante debe, con la mente abierta, aceptar y reconocer una manifestación de autoridad bastante rígida y unas tradiciones totalmente ajenas a su experiencia previa.
Si no cree sentirse profundamente atraído a una búsqueda tan extraña yo revaluaría el querer entrenar en una escuela de Budo clásica.
Hay muchas escuelas de Budo modernas que proporcionan acceso a una experiencia de entrenamiento excelente y mucho más flexible.
Sin embargo, si la tradición y la historia son importantes para usted y ve su entrenamiento como una búsqueda en profundidad, a largo plazo, de la cultura marcial, el modo de pensar y la técnica, el entrenamiento en una Koryu podrá ser no sólo una experiencia muy provechosa si no que le llevará mucho más allá de sus expectativas iniciales.