
Por José Santos Nalda Albiac
Es una realidad innegable que las circunstancias adversas nos afectan y minan el ánimo, pero a veces hace más daño la forma de tomarlo en consideración, que el mismo acontecimiento contrario a nues- tros objetivos.
La resiliencia protege al aikidoka frente al caos y le ayuda a descubrir nuevas pautas de conducta positiva como el mejor medio para salir del “atolladero”, minimizar el grado de afectación anímica, fortalecer la con- fianza en sí mismo y apoyarse en una actitud de optimismo, tomando el obstáculo y la crisis como una oportunidad para ejercitar el aguante, el coraje y el aprendizaje de nuevas estrategias.
Este aprendizaje no ha de ser únicamente teórico, como la lectura de un libro o escuchar una conferencia, ni se consigue de la noche a la mañana, no existen fór- mulas mágicas, sino poniendo en práctica las pautas señaladas, en cada ocasión de dificultad, frustración, desagrado, conflicto, etc.
La educación de los hijos de los samuráis concedía especial importancia al desarrollo de su capacidad de resistencia, sometiéndolos a todo tipo de privaciones y dificultades, como pasar hambre, frío, miedo, sed, dolor, soledad, peligro etc., con el único fin de forjar un carácter indomable, capaz de soportar cualquier penalidad en el cumplimiento de su deber.
« Volver atrás